- En un cacerola derrita la inercia, la amargura y el tedio.
- Unte bien con mucha risa, especialmente sobre las propias tragedias.
- En bol aparte, pele y corte en tiras la ansiedad, pique fino el egoísmo.
- Ponga en remojo el yo hasta que se macere, pero cuide de no derretirlo enteramente.
- El rencor (que es furia rancia) aplástelo contra una tabla, troce el reproche y la envidia.
- Tire a la basura el pellejo, la pereza para pensar, la vanidad de no cometer errores y la cobardía de no admitirlos.
- Deje largo rato bajo la canilla, hasta que se vayan por el sumidero, el remordimiento por el pasado, la culpabilidad por el presente y el miedo por el futuro.
- Amase todo con ternura, sin ahorrar algún gramo de locura.
- No se preocupe si tarda en ablandarse: la impaciencia no es compatible con la ternura. Sazone con la defensa de algún derecho, propio, y sobre todo ajeno.
- Para decorar, use armonía con la existencia y distribuya en la fuente combinando imaginación y lucidez.
- Deje reposar dos horas (o veinte años) y sirvalo con mucho amor.
domingo, 27 de septiembre de 2009
Receta para vivir mejor...
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